lunes, 30 de mayo de 2011

MARIPOSAS CITADINAS (Fragmento)

Por: Rocha Mendoza Sandra Judith y Silva Flores Adán
Estaba en el rumor dulce y secreto de las hojas en las calles del verano, en los pasos que resonaban tranquilos, lentos y solitarios en la oscuridad del follaje de una calle, en las persianas cerradas y en el silencio, en el ladrido distante de los perros, en las voces remotas, en las risas, en las pulsaciones de la débil música de un baile en las voces ocasionales de la noche, lejana y extrañamente próxima, íntima y familiar.
Thomas Wolfe

¿Quién no, durante un viaje por una gran avenida, ha quedado maravillado por el gran gris de los edificios, ha sido aturdido por la atmosfera de cláxones y se ha sentido aliviado al ver los raquíticos arboles de un parque citadino?
Los paisajes urbanos se caracterizan por un uso de suelo intensivo y un alto nivel de destrucción del hábitat. Las áreas urbanas se expanden en todo el mundo a un ritmo inusitado. La pérdida del hábitat o la fragmentación de este son las causas principales de la extinción de especies.
La urbanización es identificada como una de las primeras causas de fragmentación del hábitat. Dicha fragmentación, además, se relaciona con pérdida de la diversidad vegetal, reducción de la calidad del agua y el incremento en la contaminación del aire y agua.
La biodiversidad en ambientes urbanos juega un papel importante. Esta radica en los servicios ecosistémicos que proporciona, tales como: la purificación de agua y aire, e intangibles como recreación y estéticos.
La urbanización reduce el área disponible para las especies, el área restante es poco desarrollada. La reducción en cantidad y calidad de las áreas naturales asociado al incremento de zonas urbanas tiene un efecto negativo en las especies nativas, alterando su composición y distribución.
A pesar de que la actividad humana puede causar grandes cambios en los ecosistemas, también en las zonas urbanas existen grandes áreas con vegetación. Esta se caracteriza por su gran fragmentación y manejo excesivo, y por lo general no es propia de la región. La vegetación urbana se distribuye entre jardines, parques, camellones y otros espacios.
La presencia de áreas verdes posibilita la migración de insectos y otros grupos, incrementando la riqueza local de especies. La urbanización puede aumentar la biodiversidad local, al introducir especies no nativas. Además de que la vegetación urbana suele ofrecer una mayor producción de alimento debido a la aplicación continua de agua y fertilizantes.
Los cambios asociados con el aumento de urbanización, eventualmente alteran la composición y distribución de algunas especies, incluidos los insectos, los cuales, pueden ser especialmente vulnerables a la contaminación, uso de pesticidas y cambio en la disponibilidad y calidad de plantas hospederas. Cambios ligeros en el hábitat a menudo pueden causar extinciones locales. La diversidad de invertebrados nativos generalmente disminuye con el aumento de urbanización. En cambio, especies generalistas o exóticas, tienden a aumentar en
urbes con un gran desarrollo. Esto puede alterar la composición de importantes grupos funcionales, tales como los insectos polinizadores, indispensables para el gremio agrícola local y de zonas aledañas.
Los lepidópteros (mariposas y polillas) se han convertido en un taxón modelo para estudios sobre la biodiversidad y su conservación. Han sido de gran ayuda en el estudio de aspectos de impacto ambiental, monitoreo de poblaciones animales y en estudios ecológicos y genéticos, donde también son de gran utilidad. El conocimiento de su taxonomía, su abundancia y la facilidad de recolección e identificación en sus ambientes naturales contribuyen a que los ecólogos, biogeografos, conservacionistas y otros estudiosos de la biodiversidad, los consideren como un taxón indicador del estado del hábitat y la salud de los ecosistemas, incluidos los urbanos. Las mariposas son un indicador biológico de urbanización, debido a su facilidad de colecta, su sensibilidad a cambios de microclima, temperatura, radiación solar y disposición de plantas hospederas para ovoposición y desarrollo larval.
Las mariposas, además de ajustarse a los rasgos de los insectos, poseen una característica fundamental: tienen las alas cubiertas de diminutas escamas de colores. Se encuentra entre los insectos más familiares del mundo (se les conoce, no se les teme).
Prácticamente todos los miembros de este grupo son terrestres y fitófagos (néctar, jugos de pétalos y tallos). Las mariposas tienen un ciclo de vida completo, comprende 4 etapas: huevo, larva (oruga), pupa (crisálida) y adulto (mariposa).
Las mariposas que vemos durante el año, aunque son de la misma especie no son las mismas, sus vidas son cortas y glamorosas. En un año podríamos ver al principio de este, a mariposas padres y al final a sus mariposas tátara-tátara (…) nietas, que revolotean por miles y si se quiere por millones. El número de generaciones en un año varía dependiendo de la especie. Puede haber generaciones de un mes o de un año. La duración de una generación está determinada por factores genéticos y ambientales, así como la calidad de las plantas de las que se alimentan las larvas.
Debido a que todas las mariposas se alimentan de plantas en su estado larval y comúnmente los adultos viven del néctar, están muy vinculadas a la vida vegetal de una región. Las poblaciones de mariposas responden a los cambios de la brotación de las plantas. El número de mariposas se ve aumentado o reducido por depredación, enfermedades y parásitos y las interacciones con sus plantas huéspedes. Además de climas adversos y el uso de pesticidas. Los depredadores de huevos y larvas de mariposa son insectos y los adultos pueden ser atacados por lagartijas, aves, ranas, sapos y ratones, además de no descartar a los humanos. La reducción de plantas productoras de néctar, el incremento de personas y la perdida de áreas verdes son factores principales que afectan negativamente.
La conservación de la diversidad de las mariposas al igual que la mayor parte de los grupos animales y vegetales, dependen de la conservación del hábitat, de su continuidad y de la estabilidad del ecosistema, donde la actividad humana puede causar grandes cambios. Esto no necesariamente perjudica a las poblaciones de mariposas, en ocasiones se favorece su abundancia y diversidad. Se sabe que algunas tipos de modificaciones del hábitat favorecen el incremento de mariposas. Lo contrario ocurre con especies raras (aquellas con abundancias bajas y gran especialización), que son más vulnerables a cambios locales y del paisaje asociadas a la urbanización.
El área floral influye grandemente en la riqueza de especies de los sitios. Las mariposas responden principalmente a factores como luz y área floral. Existen fuertes relaciones entre los recursos florales locales, mariposas y la diversidad floral.
Los jardines no son hábitats aislados para las mariposas. Es difícil que provean de todas las plantas hospederas necesarias para la sobrevivencia de varias especies, entonces los individuos viajan entre jardines y sitios naturales. Algo a considerar es que los jardines no pueden remplazar áreas naturales. Algunas de las especies raras y con mayor peligro, son encontradas en vegetación natural y no visitan jardines.
Una combinación equilibrada entre ambientes conservados y subalterados es la fórmula para una mayor proporción de especies, pero debe pensarse que la erosión genética, que posiblemente hayan sufrido algunas poblaciones de mariposas, las conduzca a la extinción local. Se debe tener presente que la conservación de la biodiversidad implica conservar riqueza genética y taxonómica.
La presencia de fauna carismática, como lo son las mariposas, proveen a los humanos la oportunidad de interactuar con la naturaleza, favorecer su reconexión con ella. Además estas áreas verdes proveen de servicios ecosistémicos a las poblaciones urbanas. Sin embargo, los jardines urbanos donde podrían ofrecerse grandes beneficios a la población, son homogeneizados en su composición y riqueza de especies.

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